Distinguirse en Internet: la desambiguación de la firma
Los autores no son conscientes de la cantidad de personas que publican cada año, ni de la facilidad para encontrar idénticos nombres y apellidos en el conjunto de un país. Un problema que, con Internet, y la muerte de la distancia en la diseminación de información, se agrava aún más. Hace años que en comunicación científica se trata de ofrecer herramientas útiles en la desambiguación de autoridades. Conviven, sistemas de identificación de autor por codificación numérica o alfanumérica; sistemas de perfil personal-profesional puros; recursos híbridos; y, catálogos de autoridades, la herramienta clásica de normalización en bibliotecas. Además de un análisis descriptivo de los citados sistemas, se facilitan, a modo de cierre, algunas indicaciones para los escritores noveles, y no tan noveles, a la hora de diferenciarse en el magma de autores existente. Datos tan simples como la inserción de un segundo apellido unido con guion, facilitar el año y lugar de nacimiento, la profesión, mención a otros trabajos, o el enlace a un sistema de identificación como los señalados, son posibilidades que, añadidas a los materiales a editar, aportan ese punto distintivo y contribuyen a crear una marca personal por la que ser reconocidos y reconocibles.