Hubertus Tellenbach ha sido considerado como un de las grandes figuras de la psiquiatría europea de la segunda mitad del siglo XX. Estudió paralelamente medicina y filosofía, doctorándose en ambas disciplinas en 1938. Durante sus años de estudiante, perteneció al círculo de discípulos del poeta Stefan George, fallecido en 1933. Su profundo conocimiento de la poesía de George – centrada en el tema del lenguaje – así como de la filosofía de Martin Heidegger, donde también el lenguaje juega un papel fundamental: investigaciones etimológicas de altísimo nivel, creación de palabras y de conceptos nuevos, la belleza poética que alcanzan algunos de sus ensayos, etc., podrían explicar en parte una de las características centrales de su obra: el empleo de un lenguaje altamente refinado, la capacidad de hacer análisis y descripciones memorables de casos clínicos, pero también patografías tanto de algunos genios, así como de los personajes que ellos mismos crearon. Volviendo de la guerra se incorporó al movimiento fenomenológico-antropológico en la psiquiatría, fundado por figuras tan notables como Ludwig Binswanger, Viktor von Gebsattel, Eugene Minkowski y Jürg Zutt, llegando a ser con los años su representante más señero. La obra que lo ha hecho conocido en todo el mundo es su libro sobre la melancolía de 1961 (cuarta edición ampliada, 1983), traducida al francés, inglés, español, italiano y japonés. En ella desarrolla una revolucionaria teoría de la depresión, la descripción de un tipo humano proclive a ella (el typus melancholicus) y las situaciones de vida específicas que, como la llave en la cerradura, ponen en movimiento la endogenidad dormida, desencadenando la enfermedad melancolía. Su concepción positiva de la endogenidad, desarrollada también en ese libro, es otro de sus aportes fundamentales. Gran parte de sus muchas contribuciones a la clínica de las enfermedades psíquicas aparecieron después como libro, con el título “La psiquiatría como medicina del espíritu” (1987) y sus estudios sobre personajes literarios configuraron el libro “Melancolía, delirio y epilepsia en la literatura occidental” (1992). Tellenbach fue no solo un gran investigador, sino también un gran profesor, un gran maestro. Sentía una gran comunidad de espíritu con el mundo hispanoamericano. Así es como viajó innumerables veces a España y a casi todos los países de Hispanoamérica. A Chile vino en seis oportunidades, permaneciendo en una oportunidad un mes completo. Durante esos períodos daba conferencias, se reunía en grupos, daba entrevistas para los medios de comunicación, etc. Siempre tuvo la deferencia de dar sus conferencias en castellano, idioma que aprendió con esfuerzo, porque durante su juventud en Alemania no se enseñaban idiomas extranjeros, fuera del latín y del griego. Su pensamiento original y profundo causó mucha impresión en los círculos intelectuales latinoamericanos. Decenas de jóvenes médicos de nuestro continente viajaron hasta Heidelberg para hacer estadas de postgrado de distinta extensión junto al maestro. Su obra continúa siendo fuente de inspiración para psiquiatras, filósofos y humanistas de Alemania, España. Francia, Italia, Japón, Países Bajos, Suiza y Latinoamérica, particularmente de Brasil y de Chile. Su influencia en el mundo anglosajón es, en cambio, visiblemente menor.