scholarly journals Introducción para el monográfico Educación Emocional en Contextos Diversos

Aula Abierta ◽  
2021 ◽  
Vol 50 (4) ◽  
pp. 755-756
Author(s):  
Beatriz Rodríguez Ruiz ◽  
Raquel Amaya Martínez-González ◽  
Rafael Bisquerra Alsina

Tradicionalmente la educación ha destacado la importancia del desarrollo de competencias intelectuales en las personas para promover su mejor adaptación a sus contextos de interacción. En especial en los niños, niñas y adolescentes, y en el ámbito escolar, para que puedan alcanzar un adecuado rendimiento académico. Además del componente cognoscitivo, la educación del ámbito afectivo y emocional está recibiendo en la actualidad una sustancial atención social por la importancia que tienen las competencias emocionales para alcanzar un mejor ajuste personal y social del individuo en todas sus etapas evolutivas y en sus diversos contextos de interacción (Bisquerra y Mateo, 2019). Se ha llegado incluso a considerar que este es un tema relevante para la salud pública (Pérez-González et al., 2020). Ello es así si consideramos que las emociones se asocian al estado de ánimo y motivacional de la persona orientando su comportamiento y actitudes de modos diversos y, a veces, poco conscientes. De ahí la importancia de educar para desarrollar competencias emocionales e inteligencia emocional que permitan incrementar la consciencia sobre las propias emociones, ganar autonomía en su autorregulación y gestionar adecuadamente las relaciones interpersonales (Bisquerra, 2006). Ello tiene repercusión no solo en la satisfacción que alcance la persona consigo misma, sino también con los demás, así como en el sentimiento de bienestar personal, familiar, laboral o social (Brackett et al., 2011). Dado que la educación emocional está en un momento de expansión y son cada vez más los estudios que se llevan a cabo en este ámbito, es necesario considerar los criterios de calidad con que se realizan. Por ello, es preciso atender a los diversos enfoques, instrumentos y recursos que facilitan evaluar con calidad y rigor científico las emociones, la inteligencia y las competencias emocionales. A este respecto, se incluye en este monográfico el artículo elaborado por los profesores Rafael Bisquerra Alzina y Èlia López-Cassà de la Universidad de Barcelona, titulado La evaluación en la educación emocional: Instrumentos y recursos.       Muchas de las publicaciones y estudios actuales sobre esta temática se centran en cómo desarrollar y mejorar la educación emocional en escolares dentro del contexto formal académico. A este respecto, en este monográfico, las profesoras Esperanza Ceballos-Vacas y Elisa Trujillo-González (Universidad de La Laguna) abordan una temática importante en educación emocional relacionada con el alumnado migrante y la multiculturalidad. En su trabajo titulado Las necesidades emocionales del alumnado migrante en la ESO: un estudio de caso en un instituto multicultural, realizado con metodología cualitativa en un Instituto de Educación Secundaria de Tenerife, identifican dificultades percibidas por este alumnado, y plantean la conveniencia de fomentar la educación en valores y el apoyo emocional, así como la educación intercultural.  Además del contexto escolar, es preciso considerar la educación emocional con una perspectiva más amplia, multidimensional, multicontextual y dirigida a personas en todos los estadios evolutivos, ya sean niños, niñas, adolescentes, jóvenes o adultos (Alon y Higgins, 2005). Porque facilita el desarrollo de competencias para el ejercicio de los distintos roles que se han de asumir en la vida cotidiana en diversos ámbitos de interacción, ya sea el familiar, escolar, laboral o social. Entre estos contextos, el ámbito familiar requiere especial atención por ser la familia un agente educativo y socializador especialmente emocional y fundamental para el ser humano. En él se expresan y generan emociones de distinto signo de modo abierto y espontáneo; unas veces facilitadoras de la convivencia familiar y del desarrollo personal, y otras actuando como potenciales barreras limitadoras (Martínez-González et al., 2021), que pueden tener especial influencia en los más pequeños/as (Martínez-González e Iglesias, 2018). Por ello, es necesario analizar las competencias emocionales y sociales de los padres y madres y su satisfacción con su rol parental; este es un aspecto que requiere aún mayor investigación, dado que influye en el desarrollo emocional y social de los hijos e hijas (Cefai y Cavioni, 2014). Por ello, en este monográfico dedicado a la educación emocional, se han incluido varios artículos sobre temáticas de ámbito familiar desarrollados con metodología cuantitativa y cualitativa en distintos países, relativos a las competencias parentales emocionales y sociales, a su posible diferenciación en función del género y nivel educativo de las figuras parentales, a cómo las perciben los hijos e hijas adolescentes, y cómo promoverlas con programas de parentalidad positiva basados en evidencias. Se dedica también un artículo a analizar cómo estas emociones han acompañado a las familias durante el periodo de confinamiento provocado por la pandemia de la Covid-19, y cómo las ha condicionado. En concreto, el artículo realizado por las profesoras Raquel-Amaya Martínez-González, Beatriz Rodríguez-Ruiz y Mª Teresa Iglesias García (Universidad de Oviedo), titulado Estudio comparativo sobre competencias parentales en padres y madres con hijos e hijas adolescentes, realizado con una metodología cuantitativa, resalta la necesidad de que los progenitores (u otras figuras parentales) de ambos géneros cuenten con competencias emocionales y sociales que les permitan ejercer con eficacia su rol parental; especialmente en la etapa adolescente de los hijos e hijas donde las emociones adquieren gran relevancia. Como complemento a este estudio, las profesoras Beatriz Álvarez-González (Universidad Nacional de Educación a Distancia de España-UNED) y Luz Ivonne Zabaleta (Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador), ofrecen un análisis cuantitativo sobre las Percepciones de una muestra de adolescentes ecuatorianos sobre el apoyo social, la comunicación y la cohesión en sus familias. Diferencias por edad y sexo e implicaciones para la educación emocional. En él se aborda el punto de vista de los propios adolescentes sobre sus dinámicas familiares y las implicaciones emocionales derivadas de los resultados obtenidos. Por su parte, y como propuesta para responder a las necesidades emocionales de las familias, Silvia L. Vaca, María Aránzazu Cisneros y Nairoby Pineda (Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador) avanzan en su artículo Evaluación de un programa grupal de educación para progenitores: impacto en las competencias parentales, hacia la intervención sobre educación emocional con familias, ofreciendo resultados cuantitativos de la aplicación del Programa-Guía para el Desarrollo de Competencias Emocionales, Educativas y Parentales, publicado por el ministerio español competente en materia de infancia y familias. Programas parentales de este tipo seguramente son necesarios también para apoyar a las familias que afrontan las dificultades emocionales generadas por la pandemia de la Covid-19. Los profesores Alessandro Pepe, Elisabetta Biffi y Eleonora Farina (Universidad de Milano, Biccoca) analizan estas dificultades en el contexto italiano siguiendo una metodología cualitativa, cuyos resultados ofrecen en el trabajo titulado Feeling the emotions, finding the resources: a pathway toward balanced parenting? Con todo, este número monográfico sobre educación emocional pretende contribuir a incrementar los estudios realizados sobre esta temática y a promoverla en contextos variados desde una perspectiva multidimensional.  

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