Sostengo que algunos argumentos asociados al “debate sobre la aceleración”, consolidados por la obra de Hartmut Rosa, son “inflacionarios”, pero no necesariamente incorrectos. A continuación, explico qué significa esa dramatización conceptual y en qué consiste el enfoque “deflacionario”. Después esbozo cinco comentarios polémicos sobre la modernidad capitalista acelerada. Es importante destacar que no me opongo a los argumentos convincentes que afirman que la era moderna es una era de intensificación, dinamización y aceleración social, como han afirmado otros importantes pensadores como Reinhart Koselleck, Marshall Berman, Robert Hassan y Paul Virilio. En este ensayo discrepo de tres dimensiones del debate sobre la aceleración. En concreto, con 1) la perspectiva a menudo apocalíptica que mantienen muchos (no todos) los pensadores de la aceleración; 2) con las inferencias más bien indiferenciadas que se hacen al respecto, y; 3) con cierta insensibilidad conceptual asociada a la aceleración. La conclusión es una propuesta sencilla: se necesita más etnografía de la aceleración social, más observación e investigaciones sociales in situ del uso del tiempo, los órdenes temporales, los ritmos sociales, la espera, para fundamentar el debate conceptual sobre la aceleración social