Nombres impropios

Halleluja! It works. We blew the shit out of them. Harold Pinter Cuál es la guerra justa. Ninguna música deja de sonar patriótica en la parodia, ni las banderas retienen categoría de símbolo, pero todos disparan desde su escondrijo o vuelo no tripulado. Cómo los hombres de espíritu pierden la independencia en medio de los gritos de cuervo de la diplomacia. Escribir es la cuestión, Adorno El Viejo, viendo Kabul, Sabra, El Tinduf o Katyn. Todos, nombres impropios. Pronunciados en la distancia no ocurre nada, aunque en el centro del horror su peste suena. El costo estándar del minuto de guerra no importa. La tortura no. La electricidad en la planta de los pies, espinas bajo las uñas, la bolsa en la cabeza, la picana creada en Francia para Argelia, en USA para Vietnam, en URSS para Polonia. Perfeccionada en el Cono Sur a fuerza de desaparecidos. Universal en Asia y África para llegar a Abu Ghraib. Qué deja de ser una guerra ahora, declarada o no, si cada avión sin matrícula ni bandera porta a sus torturadores en el limbo del cielo prometido a los culpables....