Determinadas variedades de piedra del Medio Vinalopó han adquirido una gran importancia en el sector de la roca ornamental a nivel nacional e internacional a lo largo del siglo XX. El punto de despegue de esta comercialización masiva se sitúa en 1858 con la llegada del ferrocarril a la comarca y en las décadas sucesivas con la creación de las primeras industrias de roca ornamental. En este trabajo, se pretende trazar una visión general sobre la importancia de la piedra del Medio Vinalopó previamente al punto de inflexión de 1858. Tres variedades son las que disfrutaban de un gran reconocimiento tanto dentro de los límites de la comarca como fuera de ellos: la piedra de Bateig, la piedra de Monóvar y las calizas rojas del Rollo (y en menor medida, también las de Rambla Fonda). Diferentes referencias escritas contextualizan su importancia y buena valoración a nivel regional a lo largo del siglo XVIII. Si bien, tras el análisis de los materiales de construcción de edificaciones datadas, se puede afirmar que la actividad en alguna de estas canteras se remonta al siglo XIV, junto con otras que posteriormente gozaron de menor consideración. Según las referencias históricas consultadas, existía una frecuente circulación intracomarcal de piezas ya elaboradas, especialmente a lo largo del siglo XVIII. Durante este siglo, además, la consecución de grandes obras en la comarca logra fijar en estos pueblos un grupo de maestros de cantería, mientras que anteriormente, la mano de obra experta debía ser llamada a la comarca desde diferentes puntos de la geografía alicantina.