La escritura de Giovanna Rivero Santa Cruz, que ya cuenta con más de veinte años de vida, ha transitado principalmente las estéticas gótica, fantástica y erótica y ha hecho de la violencia, en sus distintas formas, su tema más revisitado. Entre las secuencias que dibuja su narrativa, la violencia sexual es la que aparece con más pregnancia, en relatos que tienen como punto nodal la violación o el abuso y que permiten problematizar las nociones de víctima, consentimiento y testimonio.La temática no es ajena a las matrices narrativas de la literatura boliviana más tradicional del siglo XX ni a los tópicos de la narrativa contemporánea, pero sí es posible afirmar, desde una perspectiva crítica de género, que los textos de Rivero, principalmente la novela Las camaleonas (2011) y el libro de cuentos Tierra fresca de su tumba (2020), elaboran órdenes de representación alternativos, que se desmarcan de los discursos heteropatriarcales y no se limitan a construir relatos trágicos sobre la violación, sino que a partir de ellos habilitan una reflexión sobre las vidas en peligro (Butler, 2017), las identidades en transición (Morini, 2015) y la creación de alianzas y de nuevos espacios habitables.