La pandemia ha traído una cadena de males, no solo en el campo de la salud, sino también, económicos y políticos, que han puesto en crisis al mundo entero. Particularmente, los países más pobres, entre ellos, los latinoamericanos y caribeños han sido los que más han padecido los riesgos del covid-19; y aunque con sus escasos recursos, han procurado conjurar la crisis, las consecuencias han sido de enorme trascendencia. La educación, después de la salud y la economía, es la institución que ha padecido la más aguda crisis y los mayores efectos negativos. Sin embargo, las crisis traen también aspectos positivos que se convierten en retos para las personas, los gobiernos y la sociedad que, como nuevos paradigmas, se convierten en modelos de cambio revolucionarios para el futuro. En este sentido, la educación tendrá que dar este cambio de un modelo tradicional hacia nuevas propuestas de enseñanza y aprendizaje, como la educación híbrida o mixta que alterna momentos presenciales con momentos de virtualidad a través de las TIC. Para dar este vuelco o cambio de paradigma, las políticas de los Estados tendrán que buscar también alternativas de solución, no solamente en sus presupuestos, sino también, en relación con los diseños de planes, programas y apoyos tecnológicos que se necesitan para una educación de calidad, aprovechando los recursos digitales a través de la Web.