María Rosa Lida
María Rosa Lida (1910-1962) fue una erudita brillante y una investigadora sagaz, autora de libros monumentales que se convirtieron en referencia ineludible. Sin embargo, no logró desempeñarse como profesora sino de manera esporádica, lo que le vedó la posibilidad de formar discípulos. Esta circunstancia se debió en parte a que sus maestros –Amado Alonso, Américo Castro– creyeron que la sabiduría de la discípula correspondía antes al ámbito silencioso de bibliotecas y archivos (y a la producción hiperespecializada para los conocedores) que a la labor cotidiana de despertar el interés en los alumnos. Otra razón fue que las que reglas de la Universidad de Berkeley, donde trabajaba su marido Yakov Malkiel, le impidieron acceder a un cargo. Rodeada por hombres que no podían competir con sus dotes y tampoco necesitaban hacerlo para obtener beneficios inmediatos, quedó opacada por el modo en que se relacionó con ellos y en que se plegó a las condiciones de un mundo intelectual y a una cartilla doméstica que recomendaban que se mantuviera en un discreto segundo plano. La indagación de la correspondencia que mantuvo con Castro a lo largo de quince años propone un recorte específico sobre la condición ancilar que ocupó una mujer de relieve tan extraordinario.