<p>Tras la muerte de George Floyd el 15 de mayo de 2020 se produjeron en Estados Unidos las mayores manifestaciones (por su número, duración, extensión y participación) de su historia moderna. El artículo examina el mecanismo social (la “Violencia (policial) sistémica contra los afroamericanos”) que llevó al linchamiento de Floyd y el que condujo a ese tsunami de protestas (“Persistencia en la resistencia”), los otros “episodios” que actuaron como aceleradores o reactivadores de las protestas (cuatro “momentos” de Donald Trump, la violencia y militarización de la respuesta policial, otras muertes de afroamericanos a manos de la policía, y la exoneración de los policías que mataron a Breonna Taylor) y los contextos de distinta “duración” que son relevantes para comprender aquellos hechos: desde el estructural “racismo sistémico”, uno de cuyos mecanismos de control racial es la “violencia (policial) sistémica contra los afroamericanos”, hasta otros contextos “coyunturales” como la pandemia de la covid19, las desigualdades sociales agudizadas por la pandemia, la radicalización y crispación de los discursos políticos y sociales en el marco de la campaña electoral de noviembre de 2020, y la existencia de un movimiento como Black Lives Matter y su uso de las redes sociales como cauces de movilización. Muestra también la interrelación entre contextos y mecanismos sociales y como si el primer mecanismo está incardinado con el “racismo sistémico”, el segundo se alimenta de la radicalización de los discursos y del movimiento Black Lives Matter.</p>