La reforma estatal en América Latina se remonta, al menos, a un siglo atrás (Spink, 1997), aun cuando por entonces se la solía denominar “reforma administrativa”. Sea que llamemos a esos procesos “de reforma”, “modernización”, “fortalecimiento institucional” u otros, podemos caracterizarlos como tomas de posición y cursos de acción de quienes conducen el estado, dirigidos a elevar la capacidad de su aparato institucional para resolver las cuestiones socialmente problematizadas que conforman su agenda y definen su rol en cada momento histórico. Al variar su rol y su agenda, también varían las estrategias y decisiones de reforma y modernización.En el presente trabajo intentaré caracterizar la naturaleza de estos procesos de transformación institucional desde una perspectiva conceptual, utilizando como marco histórico de referencia la experiencia de América Latina. Para ello, analizaré, en primer lugar, la relación entre escenarios de cambio deseables y brechas de innovación en la gestión pública. Luego, distinguiré entre reformas “hacia adentro” y “hacia afuera” del Estado. Finalmente, propondré una clasificación preliminar de los procesos de reforma, según diferentes categorías analíticas.