Esta investigación esencialmente buscó conocer los efectos causados por la aprobación de la Ley 1819 de 2016 con respecto a los activos intangibles (AI). Para esto, se apoyó en teorías desarrolladas a lo largo de la historia desde diferentes posiciones sociales, tributarias y económicas. Se tomaron como base estudios locales e internacionales relacionados con el tema de investigación. La metodología consistió en la recopilación de diferentes publicaciones y métodos de valoración que establecieron parámetros para identificar y detallar la percepción obtenida. El propósito consiste en identificar los cambios originados en la ley que afectaron los activos intangibles de las personas jurídicas y naturales clasificadas en el grupo 2 NIIF para pequeñas y medianas empresas (pymes), con el fin de alcanzar un conocimiento más profundo sobre los activos intangibles. Estos activos son percibidos, más no reconocidos, ya sea a causa de la normatividad contable, o porque no son identificables ante la falta de métodos contables de valoración.
Dentro del análisis, es posible ubicar los AI dentro de los activos, bajo ciertas características: pueden ser controlados y ser medidos de forma fiable. Sin embargo, la normativa no reconoce a los AI que, pese a generar un valor económico agregado, no cumplen las características antes mencionadas. En segundo lugar, se deduce que la norma ayuda a que se desvaloricen capitales como el intelectual, ya sea humano o estructural. Esa fuerza o capacidad humana, generadora de grandes ingresos en las empresas, es desconocida, y por tanto no se le da la importancia necesaria ni existe un manejo adecuado de ella para lograr una mayor producción de bienes o servicios.
Además, con la inclusión de la contribución nacional de valorización, se afecta directamente el valor intangible de los activos, gracias a los supuestos beneficios originados con las obras públicas de infraestructura, aunque no se tiene claridad sobre cuáles son los beneficios reales para los propietarios de los activos valorizados. Esto es cierto especialmente en el caso de los locales comerciales, puesto que para los empresarios es más importante darles un valor a sus negocios en marcha.