La búsqueda del concepto flipped clasroom, o aula invertida, o clase invertida, arrojaba en septiembre de 2021 hasta 5778 resultados en Web of Science. Sin embargo, la media de resultados entre 1972 y 2011, sobre esta temática, es de 1.69. A partir del año 2012 se produce una auténtica eclosión, y como tantas otras modas en tantos otros ámbitos, auto-pretendidamente científicos, distintos intereses de todo tipo habría en ello, por supuesto, sin cuestionar en ningún caso política o legislación educativa, Estados o capitalismo. Aumentar la jaula del hámster, una vez más, se revestía de innovación educativa, de un grandioso milagro que nos salvaría del tedio que implicó, y que probablemente aún implica, un sistema en el cual, por lo general, estamos obligados y obligadas a permanecer sentadas por un mínimo tiempo de diez años, y así lo marcan leyes que se denominan de educación. En el presente artículo, se analiza la presunta cientificidad de la base -o así es posible encontrarlo en un alto número de artículos y publicaciones- de la clase invertida, fruto de una obra pseudo-casual, como no, como gran parte, procedente del imperialismo científico-cultural bajo el cual, todo lo que digan expertos y expertas validados y validadas por una academia que nadie eligió o votó por ningún cauce, es aceptado por, de nuevo, presuntos y presuntas expertos y expertas locales, cuya investigación puntual en un campo, refrendado por una tesis doctoral validada por miembros elegidos por los propios y las propias candidatos/as, les otorga una legitimidad amparada por el Estado, y su subyugada clase científico-académica.