La educación indígena se constituye en una prioridad de ser atendida en la educación superior, por ello, se orientan esfuerzos que realimenten las propuestas educativas inclusivas: que asuman la diversidad cultural y generen procesos de aprendizaje de calidad, a la vez, promuevan la reivindicación del derecho a una educación culturalmente pertinente para las poblaciones indígenas. Es por ello que el artículo expone el análisis de la práctica pedagógica de un docente indígena cabécar, que devela elementos y aspectos culturales que se constituyen en insumos valiosos de ser considerados en las propuestas de formación docente. La investigación se efectuó en la comunidad educativa de Sharabata, que forma parte del territorio indígena Cabécar de Alto Chirripó, ubicado en la provincia de Cartago del país centroamericano de Costa Rica. Se realizó como un estudio de caso. Los resultados obtenidos se constituyen en contenido curricular que responden a las necesidades y características socioculturales, lingüísticas y naturales de la cultura cabécar. La investigación rescata la oralidad y el valor de la palabra, el aprendizaje por imitación, la cosmovisión como herencia cultural, así como la importancia de reconocer la lengua materna de los pueblos originarios. Se advierte que aunque en el discurso se maneje el desplazamiento cultural, aún persisten prácticas y rituales que deben ser reconocidos y valorados en la escuela por las poblaciones jóvenes, para que la cultura como herencia ancestral se prolongue; y es en estas situaciones donde la educación debe hacerse presente en la lucha por el respeto, la inclusión y fortalecimiento de las culturas originarias. En ese sentido, para el logro de la pertinencia cultural, el proceso de construcción de conocimiento con las y los niños debe insertarse en su contexto histórico, social y cultural, por lo que el conocimiento, vivencia y práctica de la cosmovisión Cabécar es trascendental. Como parte de la pertinencia cultural, se reconoce el respeto y valoración por el saber cultural que todo niño o niña posee, de manera que el nuevo conocimiento no sea conflictivo o anule lo que ya aprendió como herencia cultural, sino que lo amplíe o complemente.