En este nuevo número de INNOVAR, queremos invitar a nuestros lectores y colaboradores a reflexionar sobre el sentido de la investigación académica en gestión y su necesario vínculo con el contexto organizacional, las necesidades de los ciudadanos y los problemas del poder en el mundo institucional de las organizaciones. El propósito de conseguir una investigación organizacional con sentido e importancia, para los practicantes y para la sociedad, ha sido remarcado por diferentes autores y por algunas autoridades de política pública (Flyvbjerg, 2001, 2006). Esta búsqueda de la relevancia tiene varias implicaciones, de las que quisiera remarcar solamente dos.La primera de las implicaciones a resaltar es que se requiere reconocer el contexto concreto en que se investiga, así como las necesidades y las prioridades de los ciudadanos. Esto no quiere decir que la investigación pierda de vista el horizonte de largo plazo para el cambio y la innovación, enfocándose en lo inmediato o en los intereses particulares de algunos grupos con influencia. Significa, sí, reconocer que nuestra labor debe repercutir sobre las necesidades sociales, no solo económicas o financieras de los propietarios e inversores, sino sobre todo de las comunidades a las que nos debemos. Gran parte de la investigación "valiosa" o "puntera" para los journals carece de sentido contextual para el mejoramiento de las organizaciones y de la vida colectiva. Esto puede deberse a la adopción de teorías o marcos conceptuales ajenos a contextos concretos, bajo la pretensión de universalidad de la teoría, bajo el enfoque positivista y nomotético de la ciencia. La investigación para la publicación internacional requiere dejar de lado lo importante del contexto, para encajar en el paradigma dominante o en el enfoque metodológico de mayor elegancia o más aceptación académica internacional.En segundo lugar, esta búsqueda de relevancia requiere reconocer que una buena parte de la dinámica de las organizaciones no se da en el marco de la racionalidad, los mercados perfectos y la organización armónica, que las teorías dominantes en economía y management preconizan. Por el contrario, la organización es una institución humana, anclada en diversos procesos históricos concretos, en permanente constitución y cambio, fruto de la acción y la interacción social. Esto implica que los problemas del poder, de la representación, de la subjetividad y de los valores están permanente e irremediablemente presentes en las organizaciones. De esta manera, conseguir una investigación relevante en gestión puede implicar abandonar el cómodo mundo de la "racionalidad", el individualismo metodológico y la búsqueda conjunta de maximización del valor que las teorías dominantes promueven. Ni todo se coordina por incentivos financieros (no todo tiene precio), ni el contexto organizacional es carente de conflicto social y valores. Debemos, por tanto, crear anticuerpos para enfrentar las pretensiones de la ciencia y la investigación científica aséptica que el positivismo y el funcionalismo promueven y que nos hacen ver a las instituciones como estructuras, funciones o máquinas triviales. Quizás enfrentar estas dos implicaciones sea insuficiente para mejorar la relevancia social de la investigación organizacional, pero, con seguridad, enfrentar estas implicaciones es una condición necesaria para el propósito de la relevancia.