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Author(s):  
Rolando Pérez

This essay deals with the multiple languages of Latino/a literature: English, English and Spanish (code-switching), Spanglish, and Spanish. It traces the linguistically and thematically diverse Latino/a literatures of today back to the Nuyorican literary movement of the late 1960s and 1970s. The argument here is that Latino/a writers like Sandra Cisneros, Judith Ortiz Cofer, and Cristina García, and even those who write exclusively in Spanish today, as for example, Tina Escaja, Marta López Luaces, and Miguel Ángel Zapata are the literary heirs of Miguel Algarín, Sandra María Esteves, Pedro Pietri, Miguel Piñero, and Tato Laviera, the writers who bravely paved the way for them.


Author(s):  
Jorge Duany

The term “Nuyorican” (in its various spellings) refers to the combination of “Puerto Rican” and “New Yorker.” The sobriquet became a popular shorthand for the Puerto Rican exodus to the United States after World War II. Since the mid-1960s, the neologism became associated with the literary and artistic movement known as “Nuyorican.” The movement was institutionalized with the 1973 founding of the Nuyorican Poets Café in the Lower East Side of Manhattan by Miguel Algarín and Miguel Piñero. Much of Nuyorican literature featured frequent autobiographical references, the predominance of the English language, street slang, realism, parodic humor, subversive politics, and a rupture with the island’s literary models. Since the 1980s, the literature of the Puerto Rican diaspora has been characterized as “post-Nuyorican” or “Diasporican” to capture some of its stylistic and thematic shifts, including a movement away from urban blight, violence, colloquialism, and radicalism. The Bronx-born poet María Teresa (“Mariposa”) Fernández coined the term “Diasporican” in a celebrated 1993 poem. Contemporary texts written by Puerto Ricans in the United States also reflect their growing dispersal from their initial concentration in New York City.


2014 ◽  
Author(s):  
◽  
Alejo López

La obra poética de Tato Laviera (1952-2013) configura uno de los puntos más altos de la tradición literaria niuyorriqueña. Esta obra constituye no sólo uno de los momentos cúlmines de la cultura niuyorriqueña de la supervivencia y su lucha contra las fuerzas sociales opresivas, sino también una modulación excepcional de esta tradición poética a partir del trasgresor desvío antillano inaugurado por Laviera en 1979 con la publicación de su poemario <i>La carreta made a U-turn</i>, obra con la cual Laviera introdujo la potencia vital y subversiva del legado antillano de la identidad niuyorriqueña en tanto nueva estrategia política, una potencia poético-política que hasta la fecha constituye una de las expresiones más destacadas no sólo de la poesía niuyorriqueña sino de la poesía latina en los Estados Unidos. La obra de Laviera puede ser estructurada en tres partes identificadas, claramente, con tres momentos específicos de la historia cultural de la literatura latina, y en este caso específico, de la historia literaria niuyorriqueña: 1- una primera parte constituida por el incipit de la poética lavieriana con la publicación en 1979 de su ópera prima <i>La carreta made a U-turn</i>, la cual se inscribe en la década del setenta. Este período constituye, para el campo cultural de la literatura latina, el apogeo de su carácter contestatario y su articulación plena con los movimientos sociales de lucha por los derechos civiles y de las minorías en los Estados Unidos, y, para el campo específico de la literatura niuyorriqueña, un momento de consolidación de esta tradición, gestada desde la década anterior, y ahora institucionalizada por medio de la creación de la sede del movimiento (el Nuyorican Poets Cafe), la publicación en 1975 de la antología seminal <i>Nuyorican Poetry: An Antology of Words and Feelings</i>, y la labor programática llevada adelante por las figuras tutelares de Miguel Algarín y Miguel Piñero, junto con la producción y publicación de una serie de obras por parte de los autores que luego serían canonizados como los fundadores de esta primera generación niuyorriqueña (Pedro Pietri, Miguel Algarín, Miguel Piñero, Víctor Hernández Cruz, Sandra María Esteves y el propio Laviera). 2- Una etapa intermedia constituida por los tres poemarios que Laviera publica a lo largo de la década del ochenta: <i>Enclave</i> (1981), <i>AmeRícan</i> (1985) y <i>Mainstream Ethics (ética corriente)</i> (1988), los cuales conforman el núcleo de la poética lavieriana de la fruición y el desvío desarrollada a través del triple eje lengua-política-ética. Esta etapa se desarrolla en un momento de afianzamiento del campo literario latino, cuya vehemencia contestataria se ve en parte apaciguada por la atenuación del fragor confrontativo que había modulado la lucha social durante la década anterior, principalmente, a través de los dos grupos más populosos e ingerentes de la cultura latina: el movimiento chicano y el movimiento niuyorriqueño. Esta cultura latina comienza a verse transformada, durante los ochenta, en su relación de fuerzas internas y en virtud de la diversificación de sus corrientes migratorias, ahora nutridas por grandes contingentes centroamericanos y caribeños (especialmente dominicanos y cubanos), y a su vez, diversificada en sus destinos migratorios. Esta etapa de asentamiento y transformación del campo cultural latino tuvo su correlato en el campo literario niuyorriqueño, con la proliferación de obras publicadas a lo largo de la década del ochenta, en comparación con los setenta, y con la creciente apertura del mismo campo a las relaciones cada vez más frecuentes y profusas con otros colectivos latinos. Todo esto redundó no sólo en influencias recíprocas y en la publicación de numerosas antologías latinas durante esta década, sino también en la voluntad expresa de traspasar los límites locales para buscar una proyección mayor, ya sea dentro del colectivo plural de lo latino (ahora permeado por una presencia cada vez más heterogénea), o incluso, buscando acceder a posiciones más cercanas al mainstream del mercadocultural estadounidense. Este proceso concluirá, finalmente, en la cooptación de la literatura latina por parte de la industria cultural norteamericana, a través del mercado, y su construcción de una moda de lo latino como objeto de consumo cultural durante la década del noventa (moda vigente hasta el día de hoy). Esto último se observa, claramente, en ese verdadero acontecimiento que significó, en el inicio de la década del noventa, el otorgamiento del premio Pulitzer, por primera vez en la historia, a un escritor latino como el cubano-estadounidense Oscar Hijuelos, por su novela <i>The Mambo Kings Play Songs of Love</i> (1989). 3- Y, finalmente, la última etapa de la obra poética lavieriana, conformada por su regreso, tras veinte años de no haber publicado ningún libro, con la aparición en 2008 de su último poemario <i>Mixturao</i>. Éste representa el epílogo de su poética y se articula con los cambios ostensibles acaecidos desde fines del siglo XX y principios del XXI en el campo cultural latino, principalmente, por medio de la eclosión definitiva de la moda de lo "latino" como objeto de consumo ya instalado plenamente en el mercado de la industria cultural estadounidense, e incluso, internacionalmente. Es frente a este nuevo escenario que esta obra epilogal lavieriana representa una lúcida lectura de las tensiones que atraviesan la cultura latina de los Estados Unidos durante el siglo XXI, de sus implícitos desafíos y de las posibilidades que se le presentan a la misma a partir de este cuadro de situación; lectura lúcida que se traducirá en <i>Mixturao</i>, tanto en un compendio de la obra previa, como en el tono admonitorio con el cual postulará una advertencia respecto al futuro.


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