<p>El proceso de construcción del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) no ha sido exento de controversia y diferentes niveles de interpretación en su creación, fundamentación e desarrollo.</p><p>El objetivo de este artículo es hacer un cierto retrato de la situación e ir más allá del estudio a nivel teórico, en base a los documentos oficiales que han ido acompañando y complementando las diferentes reuniones europeas de los Ministros responsables de la educación superior. A partir de entrevistas en profundidad, en formato semiestructuradas, hemos encontrado interesante captar las opiniones, expectativas y percepciones de actores responsables e activos del proceso de construcción del EEES: <em>Guy Haug, Domenico Lenarduzzi, Marius Rubiralta, Eric Froment, Josep M. Bricall y Jorge Fernadez Díaz.</em> Todos ellos, con relevancia política y universitaria que han estado implicados desde diferentes instituciones: Conferencia Europea de Rectores, European University Association, Dirección General de Educación de la Comisión Europea y diferentes Ministerios de Educación Superior. Sus aportaciones han aportado conocimiento para contrastar y ofrecer una mejor y mayor comprensión del despliegue del EEES.</p><p>El estudio concluye, partiendo de la triangulación de las aportaciones de los entrevistados y la revisión de documentos oficiales, en diferentes ámbitos e afirmaciones tales como; la constatación de la universidad (conjuntamente con la investigación - <em>Espacio Europeo de Investigación</em> y la formación permanente – <em>Espacio Europeo de Formación Permanente</em>) como eje del desarrollo de la sociedad y del sello distintivo de Europa, pero necesita adaptarse a los nuevos tiempos y vincularse al concepto de competitividad y eficiencia, y ofrecer una mayor y mejor cooperación y proximidad para favorecer la movilidad y el reconocimiento mutuo. También se establece que la creación del EEES responde a una lucha de poder entre el derecho de autonomía de las universidades, el derecho legislativo de los gobiernos estatales y las recomendaciones de la Comisión Europea. Sin embargo, todos coinciden en plantear una reflexión de autocrítica respecto al esfuerzo de información y difusión para evitar posibles interpretaciones erróneas o malentendidos y posibilitar mayores y mejores vías de participación.</p><p> </p><p> </p>