La producción cinematográfica estadounidense y colombiana, Maria Full of Grace/ María, llena eres de gracia (Joshua Marston, 2004), cuenta la historia de María Álvarez, que trabaja en una fábrica de flores, donde es sometida a condiciones inhumanas, y decide dejar su trabajo. De camino a Bogotá en busca de trabajo, le ofrecen el papel de mula de la droga. Para conseguir su proyecto, Marston optó por conjugar dos aspectos que, durante mucho tiempo, han caracterizado al país sudamericano: la religiosidad y el narcotráfico. Dicho binomio grotesco establece el tono de la historia cinematográfica y prepara al espectador para embarcarse en una asombrosa transgresión al catolicismo donde lo sagrado y lo profano se dan de la mano. La noción de lo fantástico, entre lo extraño y lo maravilloso, según las premisas de Tzevetan Todorov, parece apropiada para aplicarla al análisis del discurso religioso de la película, objeto de este estudio, y cuyo enfoque radica en la realidad de las mulas del narcotráfico. Por tanto, este ensayo examina los elementos sagrados propios de la tradición judeo-cristiana que se observan en la cinta, así como la relación intrínseca que se establece entre la religión y el narcotráfico.