Paisajes neuronales. Homenaje a Santiago Ramón y Cajal

2007 ◽  
Vol 45 (11) ◽  
pp. 703
Author(s):  
F. Javier Álvarez Leefmans
Keyword(s):  
2015 ◽  
Vol 100 (794) ◽  
pp. 45-45
Author(s):  
Fernando Leiva-Cepas
Keyword(s):  

Arbor ◽  
1998 ◽  
Vol 161 (634) ◽  
pp. 141-150 ◽  
Author(s):  
Enriqueta Lewy Rodríguez
Keyword(s):  

2016 ◽  
Vol 27 (21) ◽  
pp. 3203-3207
Author(s):  
Daniel A. Colón-Ramos

My laboratory is interested in the cell biology of the synapse. Synapses, which are points of cellular communication between neurons, were first described by Santiago Ramón y Cajal as “protoplasmic kisses that appear to constitute the final ecstasy of an epic love story.” Who would not want to work on that?! My lab examines the biological mechanisms neurons use to find and connect to each other. How are synapses formed during development, maintained during growth, and modified during learning? In this essay, I reflect about my scientific journey to the synapse, the cell biological one, but also a metaphorical synapse—my role as a point of contact between the production of knowledge and its dissemination. In particular, I discuss how the architecture of scientific networks propels knowledge production but can also exclude certain groups in science.


2006 ◽  
Vol 17 (3) ◽  
pp. 225-229
Author(s):  
José C Díaz-Maqueo
Keyword(s):  

Gracias a la paleopatología se ha descubierto que el mieloma múltiple es una enfermedad que ha afligido a la humanidad desde remotas épocas. Los dos primeros pacientes de la literatura moderna fueron descritos por el Dr. Samuel Solly, quien le asignó el nombre de mollities ossium. El Dr. Henry Bence Jones estudió especímenes de orina proporcionados por los Dres. MacIntyre y Watson y describió las llamadas proteínas de Bence Jones (BJ). En 1873 Rustizky describió otro paciente y utilizó por primera vez el término mieloma múltiple para resaltar las variadas lesiones óseas que estaban presentes. En 1889 Otto Kahler publicó una revisión sobre la enfermedad que se dio a conocer como “Enfermedad de Kahler”. Sin embargo, los italianos le suelen llamar “enfermedad de Bozzolo”, en honor de su compatriota Camillo Bozzolo (1845-1920). El primer caso publicado en E.U.A. fue el de los Dres. Herrick y Hektoen en 1894. El término de “célula plasmática” fue utilizado por primera vez por el patólogo alemán Wilhelm von Waldeyer–Hartz (1836–1921). Sin embargo, existe la probabilidad de que lo que describió hayan sido células cebadas, siendo hasta 1890, que Ramón y Cajal las describiera con precisión. Pero fue James Homer Wright (1869-1928) hasta 1900, quien publicó sus descubrimientos relacionados con los plasmocitos, demostrando que eran las células malignas del mieloma. Arinkin, en 1927, destacó la importancia del aspirado de médula ósea en el diagnóstico del mieloma múltiple, y posteriormente, en 1938, Rosenthal y Vogel confirmaron esta aseveración. Una relación entre las proteínas de BJ y las séricas del mieloma se demostró hasta 1956. La hiperglobulinemia fue reconocida por Perlzweig y col. en 1928. En 1939 Longsworth y col. emplearon la electroforesis en el estudio del mieloma demostrando la existencia del pico monoclonal. La crioglobulinemia, fue reconocida por Wintrobe y Buell en 1933, aunque el término fue introducido por Lerner y Watson hasta 1947. En 1962 Bergsagel y col. informaron que el melfalán, podía inducir remisiones en aproximadamente un tercio de los pacientes con mieloma.


2021 ◽  
Author(s):  
Mariano Barbacid

La Lección Cajal es una conferencia anual dictada desde 2019 en la Universidad de Zaragoza por una figura académica relevante en su campo del saber, impulsada por el Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social para conmemorar el 150 aniversario de la entrada de Santiago Ramón y Cajal en esta universidad, su «venerada alma mater». MARIANO BARBACID estudió Ciencias Químicas en la Universidad Complutense y se doctoró en 1974. Entre 1974 y 1977 completó su formación postdoctoral en el Instituto del Cáncer (NCI) de Estados Unidos. En 1978 formó su propio grupo de investigación en el NCI, donde trabajó hasta 1988. Durante la siguiente década (1988-1998) fue vicepresidente de Oncología Preclínica de la multinacional Bristol-Myers Squibb. En 1998 regresó a España para fundar y diri- gir el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). El Dr. Barbacid es miembro extranjero de la Academia de Ciencias de EE. UU., un honor que tan solo ostentan otros siete investigado- res españoles. En 2014 fue nombrado Fellow de la Academia de la Asociación Americana de Investigación en Cáncer (AACR), el primer español en recibir esta distinción. Es doctor honoris causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (1995), la Universidad de Cantabria (2011) y la Universidad de Barcelona (2014). En 2011 reci- bió la Gran Cruz del Dos de Mayo, la más alta distinción que otorga la Comunidad de Madrid. Entre los premios internacionales destacan la Medalla Burkitt (Irlanda, 2017), la Medalla de Honor de la Agencia Internacional del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (Francia, 2007) y el Premio Charles Rodolphe Brupbacher (Suiza, 2005). En la actualidad, el «Índice h» (Hirsch Index) del Dr. Barbacid es de 121, el más alto de España en las áreas de Bioquímica y Biología Molecular y el segundo más alto en Oncología.


Development ◽  
1960 ◽  
Vol 8 (2) ◽  
pp. 119-129
Author(s):  
J. D. Boyd ◽  
A. F. W. Hughes

In the early years of this century debate concerning the development of nerve fibres became more intense. During the previous decade, following the developmental studies of His (1883, 1886) and the early embryological studies of Ramon y Cajal (1890), the neurone theory as proclaimed by Waldeyer in 1891 seemed assured of victory; but when, with Apáthy and Bethe, new technical developments diverted attention from the whole neurone to its apparent constituents, the neurofibrillae, the simple concept of the outgrowth of the nerve fibre became enmeshed in complexity. Methods for their impregnation with silver were soon elaborated (Bielschowsky, 1904; Ramon y Cajal, 1903), and Held (1907) affirmed that a network of neurofibrillae preceded the appearance of the definitive nerve process. This claim became associated with the much older views of Hensen (1864, 1876) that protoplasmic strands were the forerunners of the nerve fibres and constituted a ground plan for the later development of the peripheral nervous system.


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