Política fiscal y microcrédito en el alivio a los pobres
El alivio a los pobres empezó a financiarse con cargo al erario público en siglo XVII; con las Leyes de Pobres, de 1601 en Inglaterra, comenzando así el proceso de convertir la caridad en política pública. Actualmente, el diseño de la política para el combate de la pobreza considera que el acceso al crédito permite a los pobres, bajo una planeación, acumular capital; desde esa óptica, el microcrédito se incorpora como estrategia en la reducción de la pobreza, a partir de experiencias exitosas en diferentes partes del mundo, sobre todo en los programas contra la pobreza impulsados por organismos internacionales. El microcrédito, como estrategia de reducción de la pobreza, aparece con fuerza en los tres últimos decenios del siglo XX, dado que se considera que el impulso de programas de acceso a microcréditos puede funcionar como mecanismo de apoyo para corregir la desigual distribución de activos. Los programas de microcréditos están dirigidos sobre todo a mujeres pobres, para que incida en el empoderamiento económico de las mujeres y en la disminución de la desigualdad de género y; al menos en el discurso público, contribuyan en la creación de oportunidades para que los pobres aumenten sus activos y con ello su inserción en el mercado. Para proveer de recursos monetarios a los programas de financiamiento a los pobres es necesario que países como México tenga una mejor política fiscal.