<p>DOS GRANDES concepciones sobre la forma de organizar el Estado, el Derecho, la idea nacional y la ciudadanía, han influido en mayor medida en la cultura jurídica y política europea durante los siglos XIX y XX. Una, representada por los principios de un Derecho y Estado cosmopolitas que nos legara Immanuel Kant en La Paz perpetua a finales del siglo XVIII (1795). Otra, representada por el Estado nacional según la difundida caracterización que nos proporcionó Friedrich Meinecke en Weltbürgertum und Nationalstaat (Cosmopolitismo y Estado nacional) en los inicios del XX (1908). Más de un siglo separan a una y otra perspectiva y, sin embargo, ninguna ha perdido vigor y continuidad.<br />En nuestra época contemporánea asistimos a una recuperación del universalismo kantiano como fundamento de los derechos humanos frente a las filosofías comunitaristas y al nacionalismo.</p><p>La visión de Meinecke, cronológicamente posterior a la de Kant, y a través de la tipología dual de nación cultural y nación política, ha sido probablemente la categorización intelectual sobre la idea nacional más poderosa a lo largo del siglo XX. Además, influyó en buena medida para que la forma de entender la nación y el nacionalismo basculara definitivamente desde el ámbito de la Teoría de la Sociedad (por ejemplo, en las obras de, Lord Acton, 1862; Ernest Renan, 1882; Ferdinand Tönnies, 1887) hacia el ámbito de la Teoría del Estado y, asimismo, en que la doctrina sobre la nación se integrara desde ese momento (inicios del siglo XX<br />hasta hoy en día), en el núcleo de las doctrinas que explican al Estado.<br />Hay que decir que la perspectiva de Meinecke estableció y difundió definitivamente entre los intelectuales europeos, y a la misma vez, una <span class="fontstyle0">visión “nacionalista” del Estado y una visión “estatalista” de la nación.<br />Ambas ideas se reconocen hoy integrantes de la </span><span class="fontstyle2">lógica interna </span><span class="fontstyle0">de la ideología del nacionalismo. La visión del pensador de Königsberg, a través de los principios del<br />Estado y derecho cosmopolitas, es cronológicamente anterior pero quedó de alguna manera arrinconada durante la época de nacionalismo que ha vivido Europa en los siglos </span><span class="fontstyle0">XIX </span><span class="fontstyle0">y </span><span class="fontstyle0">XX</span><span class="fontstyle0">. Sin embargo, ha experimentado un auge espectacular a partir claramente del último tercio del siglo </span><span class="fontstyle0">XX </span><span class="fontstyle0">a causa de la crisis del Estado-nación clásico, los enconados conflictos nacionalistas y el fenómeno de la inmigración en Europa. Ante tales circunstancias algunos intelectuales han vuelto a repensar el Estado, el derecho, la ciudadanía y los derechos y han rescatado en buena medida, desde la década de los años ochenta y noventa del siglo pasado, muchas de las<br />tesis que definen el proyecto cosmopolita kantiano.<br />En la actualidad, ambos enfoques (Estado </span><span class="fontstyle2">nacional </span><span class="fontstyle0">y Estado </span><span class="fontstyle2">cosmopolita</span><span class="fontstyle0">) se siguen cuestionando mutuamente.</span><span class="fontstyle0"> </span><span class="fontstyle0">El proyecto del Estado basado en el </span><span class="fontstyle2">nacionalismo </span><span class="fontstyle0">se realizó hace tiempo y hoy sigue siendo el esquema del derecho y del Estado vigente; y aunque ciertamente desgastado en<br />Europa occidental, ha recobrado vigor en Europa del Este desde los años noventa tras la desintegración de la Unión Soviética. Como categoría jurídica y política ya </span><span class="fontstyle2">realizada</span><span class="fontstyle0">, el Estado nacional se enfrenta hoy al proyecto </span><span class="fontstyle2">pendiente </span><span class="fontstyle0">del </span><span class="fontstyle2">cosmopolitismo</span><span class="fontstyle0">. Trato en este artículo de ir a las raíces </span><span class="fontstyle2">clásicas </span><span class="fontstyle0">modernas de estos dos proyectos, volver a Kant y a Meinecke, y comparativamente observar estos dos modos de organizar el Estado, el derecho, la ciudadanía, los derechos y en última instancia, la convivencia humana en la Democracia.</span></p>