Han pasado ya casi seis décadas desde que en 1964 Susan Sontag publicara «Notes on Camp», reivindicando la atención hacia una sensibilidad estética que históricamente había sido reprimida y perseguida. Aunque ha sido referenciado en los estudios culturales académicos como un concepto esquivo, aquello que Sontag denominó «camp» se extendió como un marco interpretativo en una gran parte de las formas de expresión artística y cultural, revelándose como una estética compleja cuya naturaleza política desafiaría el status quo de la normalización y normatividad de las sociedades occidentales. Caracterizada por romper los equilibrios entre el arte elevado y el abrazo a la cultura popular, la compleja y descarada estética camp ha sido de inspiración para múltiples producciones culturales de las últimas décadas, haciendo alarde de modos distintos de habitar los espacios, de entender el cuerpo y la interacción social desde la subalternidad, la ironía, el artificio, la teatralidad y la exageración, asuntos asociados a las identidades homosexuales en un primer momento. Sin embargo, el montaje de la exposición en el año 2019 con el nombre Camp: Notes on Fashion en el Metropolitan Museum of Arts de Nueva York plantea interesantes lecturas sobre la evolución del concepto, las nuevas relaciones de la vestimenta con la identidad de género y la apertura de las prácticas museísticas a las ideologías que promueven la representación disidente, realizando distintos despliegues a través de merchandising y planteando interesantes debates sobre los formatos de performatividad de los fashion studies.
Król(owa) kampu
