El fin del estado de bienestar social: las políticas públicas en el estado necroneoliberal
La administración pública y la inserción de políticas públicas no funcionan de igual manera en todos los grupos sociales ni en todas la épocas; la llamada “paz social” depende de la eficacia y eficiencia que el control social logre con la aplicabilidad de ambas.De lo anterior se puede deducir que la administración pública clasifica las prioridades funcionales del sistema, las cuales se materializan en políticas públicas.De ahí que siendo el sistema económico el dominante, las políticas públicas y la administración pública, tanto en el ámbito local como en el internacional, se dirigirán a la protección del primero.En efecto, si los sujetos sociales son el elemento dominante que produce capital a través de su trabajo, entonces la administración pública y las políticas públicas estarán dirigidas hacia su protección; en cambio, si el factor básico de acumulación de capital es la especulación o la desregulación económica a través de la competencia de libre mercado, el recorte al gasto público, la desestatización, así como la inversión extranjera directa, cierto es que nuestros objetos de estudio estarán dirigidos a la protección de la dinámica económica neoliberal.El problema básico consiste en el papel que juegan los sujetos sociales y en sus alcances de supervivencia en una administración pública con políticas direccionadas a resguardar el capital global.A mayor abundamiento, resulta interesante realizar la comparativa de la direccionalidad de las políticas públicas en el Estado de Bienestar Social con las del Estado Neoliberal; que de acuerdo con este análisis, es factible que podamos vislumbrar la funcionalidad-finalidad del papel que juegan la violencia y la muerte en la Administración de los Estados que actualmente sufren la imposición de la dinámica económica neoliberal.En ese sentido, y con base en la metodología de Achillí Mbembe y Michel Foucault, intentaremos construir, describir, así como revelar la funcionalidad-finalidad en las actuales administraciones neoliberales y en sus políticas públicas al que llamamos “El Estado Necroneoliberal”.