A partir de una encuesta etnográfica realizada sobre los “migrantes privilegiados” franceses, también denominados como “expatriados”, en Abu Dhabi, este artículo analiza cómo ciertos principios éticos fundamentales de la investigación – como por ejemplo el consentimiento por parte de las personas encuestadas y la transparencia del investigador/a – pueden resultar problemáticos cuando se trata de un estudio en torno a sujetos privilegiados y dominantes. La antropología, como disciplina, y la etnografía, como método, nacieron y se desarrollaron en un contexto colonial. Como corolario de esta historia colonial, se ha estructurado una "autoridad etnográfica" exotizante, alterizante, la cual es coherente con una ética que presupone la alteridad y la vulnerabilidad de los encuestados. Si bien la tendencia al "studying up" en las ciencias sociales ha supuesto una reconsideración de nuevas problemáticas éticas ligadas a la investigación, este replanteamiento solamente se lleva a cabo en circunstancias excepcionales. Ahora bien, tal "excepcionalización" proteiforme se basa en una representación "asociológica" del poder, sea por moralismo, sea por estado-centrismo.