La construcción de la sociedad del buen vivir en tiempos de globalización
El buen vivir es más que un modo de vida de pueblos andinos: es una filosofía, una cosmovisión y una forma de resistencia frente al modelo económico, social y cultural occidental, pero no son las únicas comunidades que encuentran en su sabiduría milenaria respuestas a los problemas cotidianos, sociales y a las manifestaciones de la naturaleza. A su vez, la globalización, al ser la herramienta principal del consumismo y, por ende, del derroche y del desperdicio, que se viabiliza a costa del uso irracional y abusivo de los recursos naturales, antagoniza con el buen vivir que propugna el cuidado de la naturaleza. Esa relación entre globalización y buen vivir que a primera vista resultaría imposible, puede ser reencauzada, en primer lugar, para un acercamiento entre las culturas originarias o no, con similares preocupaciones y objetivos, pero, sobre todo, para una acción conjunta en procura de mejorar y armonizar la relación del ser humano con la naturaleza. También puede ser útil para intercambiar saberes, conocimientos y productos. Puede ser además la plataforma que viabilice esa economía popular y solidaria propia del buen vivir. En suma, la globalización puede ser una ventana a la que se asomen todas las culturas para encauzar acciones comunes.