El período comprendido entre 2008 y la tercera década del siglo XXI se caracteriza por una crisis prolongada para el capitalismo global, tanto estructural como política, que se ha visto agravada por la pandemia del coronavirus. La era de la globaliza-ción ha supuesto una transformación radical en curso en las modalidades de producción y apropiación de plusvalía. Existe una imparable concentración y centralización extrema del capital a escala global en los conglomerados financieros que a su vez actúan para en-trelazar toda la masa del capital global. Ahora el sistema está experimentando una nueva ronda de reestructuración y transformación basada en una digitalización mucho más avanzada de toda la economía y la sociedad global. Los agentes del capitalismo global están intentando adquirir para el sistema una nueva oportunidad de reproduccióna través de esta reestructuración digital y mediante la reforma que algunos entre la élite global están defendiendo frente a las presiones masivas desde abajo. Másallá de la coordinación de políticas transnacionales entre estados, el poder estructural que la clase capitalista transnacional puede ejercer desde arriba sobre aquellos socavará la reforma a menos que haya una contramovilización masiva del poder desde abajo. Si alguna reforma reguladora o redistributiva llega a concretarse, la reestructuración puede, dependiendo de la correlaciónde fuerzas sociales y de clase, desencadenar una nueva ronda de expansión productiva que atenúe la crisis. Sin embargo, a largo plazo, sin una reforma más profunda que la que se vislumbra actualmente en el horizonte, es díficil observar cómo el capitalismo global podría continuar reproduciéndose.
The period from 2008 into the third decade of the twenty-first century has been one long protracted crisis for global capitalism, as much structural as political, that has been aggravated by the coronavirus pandemic. The era of globalization has involved an ongoing radical transformation in the modalities of producing and appropriating surplus value. There is an extreme and still increasing concentration and centralization of capital on a global scale in the financial conglomerates that in turn act to interlock the entire mass of global capital. Now the system is undergoing a new round of restructuring and transformation based on a much more advanced digitalization of the entire global economy and society. The agents of global capitalism are attempting to purchase for the system a new lease on life through this digital restructuring and through reform that some among the global elite are advocating in the face of mass pressures from below. Beyond transnational policy coordination among states, the structural power that the transnational capitalist class is able to exercise from above over states will undermine reform unless there is a mass counter-mobilization of power from below. If some regulatory or redistributive reform actually comes to pass, restructuring may, depending on the play of social and class forces, unleash a new round of productive expansion that attenuates the crisis. In the long run, however, it is difficult to see how global capitalism can continue to reproduce itself without a much more profound overhaul than is currently on the horizon, if not the outright overthrow of the system.