Se realizó un estudio epidemiológico de parasitosis gastrointestinales producidas por nematodes, sobre ovinos en el sur de la provincia de Corrientes. Resulta relevante por la importancia de la ovinicultura, por las condiciones propicias para presentaciones clínicas y por la escasa información sistemática. El entorno de resistencia a antiparasitarios exige fundamentos para desarrollar estrategias adecuadas. En este trabajo se evaluó la posibilidad de manejo, basado en datos epidemiológicos y vigilancia mensual. Se realizó un seguimiento longitudinal durante dos años, de cargas parasitarias en ovejas y corderas de recría, mantenidas sin tratamientos (salvo salvataje) dentro de una majada comercial. La evaluación fue mediante la necropsia mensual de dos animales de cada categoría, reflejando la carga acumulada por “pastoreo permanente”. Además, se estudiaron dos corderos “trazadores” que mostraron la infestación adquirida mensualmente. Pudo demostrarse, que las mayores cargas se acumulan en ovejas en el periparto durante el invierno, con predominio de Haemonchus contortus y Trichostrongylus colubriformis, determinando también cualitativa y cuantitativamente el perfil de las cargas globales del campo. El balance hídrico y el almacenaje total de agua en el suelo y su gran variación interanual (especialmente en otoño), explican las cargas parasitarias de H. contortus, que determinan en gran medida la demanda de tratamientos. Estos, a su vez condicionan la oportunidad de Trichostrongylus spp. y de otros parásitos de menor representación para construir cargas hacia el invierno. Las borregas, siguen un patrón de acumulación desde el otoño hasta la primavera, mostrando un perfil más heterogéneo en la composición específica. Las pérdidas productivas, resultan tan variables como la carga parasitaria, pudiendo presentarse en valores insignificantes como demuestra este trabajo. Una estrategia de control basada en datos epidemiológicos, seguimiento y registro mensual, permitiría detectarlas incluso cuando éstas fueran mínimas. Se destacan otros factores de pérdidas productivas (principalmente nutricionales) que suelen solaparse tras los trastornos de origen parasitario.