La conciencia actual de que estamos haciendo inhabitable la “casa común” para las futuras generaciones, tiene raíces objetivas y subjetivas. Subjetivamente el hombre de la calle percibe con angustia la destrucción de algo que ya no conoce y que no sabe cómo cuidar. La modernidad, con su división entre la res extensa y la res cogitans, condujo a una disociación entre la idea de naturaleza que tiene el hombre común, y la idea docta de naturaleza. Las ontologías doctas de corte materialista o idealista hacen depender la naturaleza de la subjetividad humana, mientras que la experiencia espontánea reconoce en ella una existencia “dada”. Se proponen tres sentidos de “lo dado” que permiten hacerse cargo filosóficamente de la experiencia común. Nos parece imperativo recuperar una concepción realista de la naturaleza que permita establecer límites objetivos a la técnica y a su lógica, que tiende hoy a invadir, todo el ámbito de lo práctico, incluidas la economía y la política. ---------- The current awareness that we are making uninhabitable our “common house” for the future generations has both objective and subjective roots. Subjectively, the common man anxiously perceives the destruction of something that no longer understands and who does not know how to care. With its division among res extensa and res cogitans, modernity leads to dissociation between the common idea of nature and the academic one. The erudite materialistic or idealistic ontologies make depend “nature” from human subjectivity, while, on the contrary, with spontaneous experience we should recognize to it a “given” existence. We suggest here three meanings of the term “given” that allow us to face in a philosophical sense our common experience. It seems necessary to recover a realistic conception of nature that aims to establish objective limits to technique and its logic, which now tends to invade the entire “practical field”, including economics and politics.
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